martes, 6 de octubre de 2015

Orquesta Clásica

A mediados del S. XVIII se empieza a estandarizar la orquesta. Paulatinamente se van anotando los instrumentos explícitamente en la partitura evitando así los accidentes de las épocas anteriores.

1750 - 1800 se asiste a la consolidación de la orquesta sinfónica.

Dos fueron los centros de producción musical más importantes de aquella época, catalizadores del «nuevo estilo» y forjadores del nuevo concepto sinfónico de la orquesta: Mannheim y Viena

Mannheim disponía de unos excelentes medios materiales para experimentar en este campo: una orquesta disciplinada y estable cuya calidad pudo apreciar Mozart.
Utilización de unos recursos, como el llamado crescendo Mannheim, que en realidad no fue invención de los miembros de este grupo.

En Viena destacaron una serie de compositores a los que, por lo general, no se ha tenido demasiado en cuenta, como Matthias Georg Monn (1717-50), considerado el más importante por sus aportaciones al concepto estructural de la sinfonía. Pero fue con Haydn y Mozart con quienes esta forma alcanzó el desarrollo que llevó directamente a las realizaciones beethovenianas.

La orquesta clásica hizo cambios para poder expresar las nuevas formas, el sonido del clave desaparece. Aparecen dos nuevos instrumentos que son la trompa y el clarinete y otro instrumento de tecla que es el piano. En esta orquesta se amplia en la familia de cuerda:10 violines primeros, 10 segundos, 8 violas, 6 violonchelos y 4 contrabajos, los demás instrumentos son los mismos que en el Barroco, pero se añaden los 2 clarinetes y las 2 trompas.

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A principios del período clásico, la orquesta estaba compuesta por dos oboes, dos trompas y el grupo de cuerdas. Poco a poco se fueron incorporando otros instrumentos de viento, como las flautas traveseras -por estas fechas la flauta y el oboe eran tocados por un mismo instrumentista- y las trompetas. Como elemento de precisión rítmica se hizo uso de los timbales. Los trombones, en cambio, no tuvieron lugar en la orquesta sinfónica; su utilización quedó relegada a la música sacra -en la que doblaban las partes de contralto, tenor y bajo- y a la ópera. El fagot, que no siempre estaba escrito en la partitura fue utilizado regularmente y adquirió a finales del clasicismo, cierta autonomía, alejándose así de la simple función de duplicar la línea del bajo que se le había encomendado en un principio.

 El clave se sobreentendía en la ejecución de la música sinfónica, sobre todo en la fase temprana del clasicismo, cuando los instrumentos de la orquesta no asumían la totalidad de las relaciones armónicas. El compositor actuaba como director desde el clave, concertando a los distintos grupos instrumentales. No era otra cosa lo que Haydn hacía cuando dirigía a la orquesta de los Esterházy. Gradualmente el sonido del clave fue desapareciendo y se introdujeron sonidos como la trompa y el clarinete y otro instrumento de teclas: el piano.




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